sábado, 3 de marzo de 2018

Aburrimiento, vicio y necesidad.

Uno de los últimos fragmentos que leímos en clase fue Cándido, una novela de Voltaire.

François Marie Arouet fue uno de los pensadores más relevantes de la Ilustración. Pero no fue con su nombre con el que pasó a la historia, sino con el pseudónimo "Voltaire" que adquirió en 1717 tras salir de la cárcel. Aunque tuvo sus más y sus menos con Rousseau, toda su obra sirvió de inspiración para crear el movimiento  que determinó el inició de la Edad Contemporánea: la Revolución Francesa.
Voltaire nació el 21 de noviembre de 1694 en París es el seno de una familia muy acomodada. Estudió en el colegio jesuita "Louis-le-Grand" entre los años 1704 y 1711, lo que lo proporcionó amplios conocimientos de latín y de griego. Tras finalizar esta etapa, estudió derecho y frecuentó la sociedad libertina del Temple, donde fue admirado por su ingenio independiente. Pero unos escritos contra el Duque de Orleáns le valieron varios confinamientos y once meses de reclusión en la Bastilla, tiempo que pasó estudiando literatura.

En el texto que leímos, se resaltó un fragmento que decía "todos los sucesos están encadenados en el mejor de los mundos posibles". El significado que le doy a esta oración es la probabilidad de que todo lo que pasa (sea malo o bueno) siempre puede ser peor. Es decir, por más que pase algo malo no deberíamos de poner pegas, pues siempre podría pasar algo peor.




Leyre Hernández Luzón.

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