lunes, 22 de enero de 2018

Y tu alma volará...

Este cuento no va a empezar con un "érase una vez", puesto que eso da esperanza a que el final de la historia diga "y fueron felices y comieron perdices".
No, este cuento es trágico, de amor, pero trágico. Es una historia que lleva a sus espaldas la muerte de dos enamorados, que tentaron a la suerte saltando en el vacío que sería conocerse.

La historia comienza cuando una chica y un chico de edades similares se conocen a las orillas de un lago al que ambos iban a pensar.
Día tras día, cada uno de ellos contaban un secreto con el propósito de volverse a ver al día siguiente. Con este juego, los días y los meses pasaban volando y los dos jóvenes se gustaban más y más, hasta llegar al punto de enamorarse perdidamente el uno del otro.

Todo iba bien hasta que un día la chica no fue al lago a ver al chico, por lo tanto este último fue a buscarla a los diferentes lugares que ella había mencionando todo este tiempo.
Para la desgracia del enamorado, la chica no aparecía por ninguna parte.
Como último recurso, el chico fue al otro lado del lago donde se hallaba el viejo molino. Allí encontró el cuerpo sin vida de su amada, mecido suavemente por alguna corriente creada por el viento frío que adornaba el triste día.
Aturdido por tal desafortunado hecho, el chico se quedó llorando al cadáver diciéndole el resto de lugares a los que viajarían si ella siguiese viva.
Ese día se podría decir que murieron los dos; ella en cuerpo, y él en alma.


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Leyre Hernández Luzón.


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