miércoles, 22 de noviembre de 2017

El amor no es solo hacerlo.



Ahora entre todas las mujeres
ella es la más bella, cual la luna
al ocultarse el sol, su rostro mostrando
de púrpura, oscurece las estrellas;
su luz las praderas baña
floridas y en las ondas
amargas del océano fulgura;

el rocío se esparce por el viento
refrescando el tomillo delicado,
y las rosas, y el trébol florecido.

Cuando recuerdo a la adorable Attida
el deseo en tumulto se apodera 
de mi ser, y la angustia me consume,
y me grita que vaya, y mis gemidos
se pierden en la noche silenciosa,
que los recoge y al mar los lanza.

Safo de Mitilene, fue también conocida como Safo de Lesbos, una poetisa griega. Más tarde la incluyeron en la lista de los nueve poetas líricos.

Vivió toda su vida en Lesbos, una isla griega cercana a la costa de Asia Menor, con la excepción de un corto exilio en Sicilia, debido a las luchas aristocráticas en las que probablemente se encontraba su familia perteneciente a la oligarquía local. Perteneció a una sociedad llamada thiasos, donde se preparaba a las jóvenes para el matrimonio. 

Más adelante crearía la llamada Casa de las servidoras de las Musas. Allí sus alumnas y discípulas aprendían a recitar poesía, a cantarla, etcétera. A partir de sus poemas se suele deducir que Safo se enamoraba de sus discípulas y mantenía relaciones con muchas de ellas. Todo esto la ha convertido en un símbolo del amor entre mujeresY es más, estas afirmaciones son comprobadas en el fragmento donde Safo establece una conversación con la diosa con la que más se identifica y tiene relación, es decir, Afrodita. Pero el amor que refleja la poetisa no fue dado a todas sus alumnas, no se trataba de una orgía ni mucho menos. Ella amaba a una en especial, y le enseñaba importantes lecciones sobre el amor. La unión de lo terrenal con lo divino va muy ligado a Safo, pues esta mantenía una estrecha comunicación con Afrodita, lo cual repercutió de una manera notable en la personalidad de esta. Podríamos describirla como una mujer muy femenina, delicada y espiritual, que permaneció en la historia gracias a esa naturalidad y pureza de sus versos.

Creó un ritmo propio y una métrica nuevo, que pasó a denominarse la estrofa sáfica.
No existen muchos datos biográficos sobre ella, y sólo se conocen algunos poemas y fragmentos  extraídos de papiros. De hecho, prácticamente todo lo que sabemos de su vida lo deducimos de sus poemas. El contenido amoroso de sus estos  propició toda clase de habladurías y rumores sobre su vida. Sus poemas se recitaban y conocían en la Atenas . Más tarde, en Roma, los poetas latinos idolatraban sus poemas. Allí había bustos de la poetisa. Ha sido probablemente la poetisa más traducida y más imitada de la antigüedad clásica.
En la poesía de Safo no se puede encontrar una visión sistemática ni por lo menos definida de la sociedad griega, lo más probable sea que la política y la historia hayan sido para Safo temáticas demasiado masculinas. El mundo sáfico es un mundo femenino, la rudeza y fuerza son descartadas totalmente de sus poemas aunque la figura masculina está presente en algunos de éstos, quizá solamente como un complemento de la femenina.


Safo habla en sus poemas de la pasión amorosa que se apodera del ser humano y se manifiesta en diversas formas, como los celos, el deseo o una intangible nostalgia. Ejemplo de esto se encuentra en el Himno en honor a Afrodita, el único poema que nos ha llegado completo de toda su obra. Podría considerarse como una oración, una súplica dirigida a la diosa del amor para conseguir su ayuda y lograr así el amor de su enamorada.






Me parece que es igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.










Redacción sobre el amor.

¿Podemos considerarnos libres a la hora de elegir de quién nos enamoramos? ¿O es una decisión puramente sentimental, más que racional? El corazón juega una parte fundamental en el proceso de enamoramiento que está estipulado como natural en el futuro de los seres humanos, pero por otra parte, estos están regidos por leyes y estereotipos que la sociedad del momento deciden como válidos o por el contrario, incorrectos. 

Al fin y al cabo, podríamos considerar que el amor es algo que nos convierte en mejores personas de lo que antaño éramos. Cuando nos enamoramos, muchos sentimientos salen a flote y estos cambian nuestra conducta y forma de ser. Por otra parte, no es tan fácil declarar nuestras emociones, puesto que los seres humanos siempre tenemos en cuenta la opinión de terceros, en este caso la sociedad, que mayormente es injusta respecto al amor. 

Condenan el amor homosexual, bisexual, entre etnias y religiones. Muchas veces, por miedo a lo desconocido o lo diferente. Las emociones de las personas que pertenecen a estos grupos sociales minoritarios se ven restringidas debido a la opinión que tendrán los demás. 

Además de esto, el amor no solo trae sentimientos positivos. Comúnmente, también dependiendo de las edades a las que iniciemos nuestras relaciones amorosas, puede que estos disminuyan o por el contrario, aumenten. Los celos, desconfianza y el egoísmo pueden estar presentes en este vínculo. No es más que debido al miedo de perder a esa persona, que consideras tu enamorado/a. 

Lo peor viene cuando el amor no es correspondido, que sobretodo en etapas de la vida, como la adolescencia, donde todo tiene mayor peso, es posible que nos cree un cuadro de ansiedad y depresión que acabe por un fuerte sentimiento de odio e ira hacia aquella persona a la cual una vez expresamos nuestro afecto. 




Andrea De La Fuente Igual.


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